A mediados de enero del año 2007, yacía yo junto a mi mamá, Digna Espinoza, en su cama
viendo las noticias en televisión. Ella sentada en la punta y
yo acostada.
Para aquel entonces, ya la amenaza del cierre de RCTV (Radio Caracas Televisión) por parte del gobierno de
Hugo Chávez estaba en pleno; y exactamente, en medio de un reporte especial
acerca del hecho, me levanté, fui a buscar mi guitarra y volví, pero esta vez, para sentarme en el medio de la
parte superior de cama con las piernas cruzadas (sabes, tipo yoga).
Mientras continuaba aquel reporte, aposté por cerrar mis ojos, acercar
mi oído al cuerpo de la guitarra y
comenzar a armar acordes. Me gustó
la combinación que sonaba, así que volví a levantarme para buscar papel y
pluma.
Recuerdo que me dije a mí misma -A
esto le pega una letra-
Mi mamá seguía en el mismo lugar, el reporte especial continuaba y yo
atrás escribiendo lo que sería la letra
para una canción (todo esto en volumen muy bajo, claro, para no interrumpir la atención de mi mamá en lo que ella estaba viendo en tv).
Al terminar el reporte, mi mamá se levantó de la cama.
No sé cuánto tiempo habrá pasado y al verla regresar con una taza de
café y un cigarrillo en su mano, le exclamé –¡Mami,
escucha esto!-
Ella se quedó parada en la puerta de la habitación y comencé a tocar en
la guitarra lo que tenía compuesto (obviamente, con fallas y varios enredos,
pero sonó).
-¿Eso lo compusiste ahorita?- me preguntó mi mamá. –sí- le respondí. –suena cool, ¿verdad?-, continué. –La verdad que sí-, ella me respondió.
Me levanté de la cama y me fui al studio (no al de grabación, me refiero a la
habitación del apartamento en la que están las computadoras y varios libros).
Ahí, continué dándole forma al tema. A rimar, a inventarme punteos, arpegios y demás acordes.
Estuve practicando la canción
como dos, tres días, hasta que salió “perfecta”.
Era momento de grabar la canción.
Encendí computadora, armé el sampler de
batería, conecté micrófono y
comencé.
¡Listo! Una nueva canción
hecha por mí. ¡Qué súper alegría!
Gracias a esta canción tuve mis minutos de fama en televisión
Pasaron los días y yo orgullosa de mi canción.
La reproducía en nuestro
hogar, en casa de mi nonna, tíos y amigos, hasta que un día mi mamá me dijo que
porqué no enviaba la canción a RCTV.
No se me había ocurrido hacer eso.
Para aquel momento, un par de amigos colegas míos estaban trabajando en ese canal de televisión, Enrique Tahán y Eileen Salomón; el primero, en el equipo de producción del programa de opinión “La Bicha”; y la segunda, como reportera en el noticiario "El Observador"..
A ellos, les envié correo electrónico con el tema; y a la par, aposté
por las vías de contacto que proponía la página
web de RCTV.
Hasta la fecha, no sé a través de quién se hizo la magia, pero por siempre estaré súper agradecida.
Un día me llamó por teléfono una mujer muy amable que se identificó como Claritza Gil, desde la Vicepresidencia de Contenidos de RCTV.
Recuerdo que me felicitó por la canción porque tenía sentimiento y
además me hacía extensiva la invitación al programa “Fama, Sudor y Lágrimas”
para interpretar el tema allí.
Obviamente, no dudé en aceptar la invitación. Y más estupendo aún,
cuando le conté a mi mamá y ella me recordó que el guitarrista de la banda de ese programa era Rubén Rebolledo, amigo de ella y de mi papá.
Recuerdo que hablando por teléfono con Rubén, él nos narró que a él ya
le habían hablado de la canción, pero que jamás pasó por su mente que yo era la
compositora.
Me fui a Caracas.
Dormí en casa de Rubén un día antes del ensayo (que fue en el Hotel Meliá
Caracas). Allí, su esposa, Elizabeth Melendez, quien había estado también ligada al mundo artístico, me dio consejos para controlar
la ansiedad, los nervios y la escena. Y como si fuera poco, hasta me prestó un
vestido para el día de la grabación del programa.
Lo del vestido fue muy gracioso porque cuando Elizabeth me preguntó cuál
sería mi vestuario para la presentación y yo le mostré un jean, franela, chaqueta
medio roquera y cinturón en la misma onda, ella puso cara de “¡No, no, no. No
puede ser!”, sacó un vestido suyo y me lo prestó.
Casualmente, el equipo de producción había planeado la creación de un
concurso de composición, y, pues, mi canción se estrenó en esa carrera, contando con la brillante e inolvidable interpretación de los participantes Nakary Palumbi y Manuel Rivas.
El gran día
El día de la presentación (grabada un día de marzo de 2007 en el "Teatro La Campiña" y transmitida en televisión el jueves 19 de abril de ese mismo año).
Fue mágico, la verdad.
Me sentía levitando entre las luces
y la orquestación, mientras yo hacía
las declamaciones al inicio y al final de la canción.
En medio de Manuel Rivas y Nakary Palumbi, durante la declamación final de "Un canto a RCTV" en el Teatro La Campiña |
Post editado el 27 de enero de 2020 (para la creación de su versión en
Inglés) y el 19 de abril de 2020 (para la adición del video del programa
de televisión, también disponible en mi canal de YouTube, así como la
versión original de la canción).
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